Recorrer 500 km. simplemente para ir a cenar a un determinado sitio con una determinada persona puede resultar un poco excesivo. Pero lo más valioso no suele ser nunca el hecho en sí, sino todo lo que lo rodea: quedarse allí a disfrutar unos días del mar, el relax, hacer deporte junto a la playa, hacer experimentos gastronómicos, ...
Dijo alguien: "si solo esperas a que salga miss universo te perderás el resto del desfile"; y así es, no podemos estar centrándonos en un único aspecto de cada instante, olvidándonos de todo aquello que lo rodea y enriquece. La vida es mucho más que una sucesión de momentos.
P.D. Por diversos motivos, estando ya allí, no fuimos ningún día a cenar a ese sitio, pero en vez de verlo como un fastidio... es, simplemente, la mejor excusa para volver.