30 marzo 2012

Huelga y Bertold Brecht

Durante la revolución industrial las condiciones de "trabajo" (aunque realmente se trataba de una semi-esclavitud) eran deplorables: jornadas de sol a sol, sueldos de miseria, trabajo infantil, ausencia de derechos...
Durante años, a golpe de lucha, de huelgas y de revoluciones, los trabajadores fueron conquistando poco a poco condiciones 'dignas', hasta llegar a las que disfrutábamos hasta hace poco. Ahora parece que hay gente que cree que la jornada de 35 ó 40 h, el salario mínimo, la pensión de jubilación, la prestación por desempleo, las bajas, la seguridad social, los servicios públicos, la sanidad para todos... han sido siempre así y que no hay que pelear por nada porque papá-estado siempre nos protegerá.
Ahora, los derechos y las condiciones laborales vuelven a retroceder, por obra y gracia de los herederos ideológicos de aquellos esclavistas de la revolución industrial. Y la gente
se ha ido adocenando y aborregando, y dicen que protestando no se va a lograr nada. Y esa es su excusa para no mover un dedo.
Si olvidamos lo que fué el pasado y que luchando es la única forma en que se han conquistado derechos, estaremos condenados a repetirlo.

Por ello, y a tenor de la huelga general de ayer, y dedicado a aquellos (con posibilidad de secundarla) que han vendido su dignidad de trabajador por 30, 50, 70 ó 100 €, que es lo que les hubieran descontado, iba a poner un famoso poema de Martin Niemöller (aunque atribuído erróneamente a Bertold Brecht) pero no merece la pena. Así que prefiero poner esta otra frase, que sí que es de Brecht:

"El regalo más grande que le puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida."

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