Cuentan las leyendas que hace muchísimos años existió un artesano de la piedra, el mejor que haya existido nunca, llamado Adival.
Adival quiso dejar su legado a la posteridad y decidió crear la mejor obra que jamás había creado: un muro, formado por piedras esculpidas con bellos ornamentos. Adival terminó su magnífica obra poco antes de morir y la belleza del muro de Adival fue admirada por generaciones y generaciones.
Pero, con el tiempo, todo se desgasta y estropea y el muro no iba a ser una excepción, y los responsables de cuidar el muro decidieron restaurarlo y sustituir las piedras deterioradas por copias realizadas por los mejores artistas de la época. El resultado fue magnífico y las gentes siguieron admirando el muro.
Pero siguió pasando el tiempo y cada vez que el muro se deterioraba, se sustituían las piedras dañadas por otras nuevas.
Y llegó un momento, pasados muchos años, en el que todas las piedras del muro habían sido 'restauradas'. La gente seguía admirando el muro de Adival, pero ya ninguna de las piedras que quedaban habían sido creadas por él.
Lo siguieron llamando 'El muro de Adival' pero lo cierto es que ya era otro muro.
Adival quiso dejar su legado a la posteridad y decidió crear la mejor obra que jamás había creado: un muro, formado por piedras esculpidas con bellos ornamentos. Adival terminó su magnífica obra poco antes de morir y la belleza del muro de Adival fue admirada por generaciones y generaciones.
Pero, con el tiempo, todo se desgasta y estropea y el muro no iba a ser una excepción, y los responsables de cuidar el muro decidieron restaurarlo y sustituir las piedras deterioradas por copias realizadas por los mejores artistas de la época. El resultado fue magnífico y las gentes siguieron admirando el muro.
Pero siguió pasando el tiempo y cada vez que el muro se deterioraba, se sustituían las piedras dañadas por otras nuevas.
Y llegó un momento, pasados muchos años, en el que todas las piedras del muro habían sido 'restauradas'. La gente seguía admirando el muro de Adival, pero ya ninguna de las piedras que quedaban habían sido creadas por él.
Lo siguieron llamando 'El muro de Adival' pero lo cierto es que ya era otro muro.
2 comentarios:
Pero lo decisivo siempre es, desde la nada, trazar la primera idea. Los orígenes son la pura creación.
Un abrazo
Todo perece; Hasta las piedras lo hacen...
Mientras lo material se transforma, las ideas permanecen absorbidas por el espacio que les cobija. Eso es lo maravilloso de las esencias. :-)
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