Es un verdadero placer compartir tiempo con personas que, como yo, aún conservan esa capacidad de sorprenderse por cualquier cosa. Personas que disfrutan de las cosas sencillas, de lo cotidiano, viendo el mundo con ojos nuevos, dándole a todo un aura de extraordinario e ilusionándose con cosas aparentemente insignificantes. Así todas las cosas pasan a ser especiales. Ojala todo el mundo aprenda a disfrutar de un atardecer, de comerse unos frutos secos a la orila del río, de saltar frente a un aspersor de riego, de una buena conversación, de observar a las hormigas.... de tantas y tantas cosas que hacen que la vida valga la pena.
"Deberíamos tener una mente compleja y los gustos sencilos. El problema es que, a menudo, la mente es simple y los gustos complejos".
(Fernando Savater)
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